La luz que se siente
Imaginemos estar enfermos o en recuperación, obligados a pasar la mayor parte del tiempo en una cama, en una habitación con una pequeña ventana alejada o con escasa luz natural. Un par de luminarias blancas y brillantes en el techo, encendidas las 24 horas, todos los días. Sin cambios. Sin ritmo.
Estar internado en un hospital ya es una experiencia poco agradable. Pero si a eso le sumamos un ambiente que no favorece el descanso, donde el cuerpo no sabe si es de día o de noche, el malestar se intensifica. Cambios de humor, irritabilidad, ansiedad... todo eso se agrava. Y una de las razones más invisibles, pero poderosa, es la luz.
No siempre es fácil identificar la causa, pero los efectos están ahí: un mal diseño de iluminación desconecta al cuerpo de su ritmo circadiano, especialmente cuando hay falta de luz natural y una exposición constante a luz artificial blanca, alta en niveles de luz azul.
Tradicionalmente, la iluminación hospitalaria se ha diseñado desde una mirada técnica y funcional, pensando solo en ver bien al momento de realizar tareas médicas. Pero en los últimos años, se ha comenzado a reconocer su impacto no visual: la luz también afecta lo fisiológico, lo psicológico y lo emocional.
En entornos de cuidado, una buena iluminación no solo permite ver mejor, sino también sentirse mejor. Aporta al bienestar de pacientes, personal médico y visitantes. Y aunque muchas veces se piensa que basta con elegir una lámpara bonita o regular la intensidad, la realidad es otra: se necesita un diseño de iluminación inteligente, sensible y bien pensado. Una tarea que solo puede desarrollar un perfil emergente, pero cada vez más indispensable: el o la diseñadora de iluminación.
¿Cómo afecta la luz al paciente y personal médico?
La luz influye directamente en el bienestar físico, emocional y psicológico de los pacientes. Un mal diseño de iluminación puede interferir con el descanso, la recuperación, el sueño e incluso el estado de ánimo (Bernhofer et al., 2014).
Aunque la luz natural es la mejor aliada, no siempre está disponible en entornos hospitalarios. En esos casos, la iluminación artificial no solo puede complementar, sino también convertirse en una herramienta poderosa cuando se diseña de forma estratégica.
● Regulación del ritmo circadiano
Un diseño de iluminación dinámico, que incluya variaciones en la temperatura de color e intensidad a lo largo del día, puede ayudar a regular el ritmo circadiano del paciente, mejorando la calidad del sueño y acelerando la recuperación.
La falta de exposición a la luz natural se asocia comúnmente con alteraciones del sueño. Exponerse excesivamente a la luz azul durante la noche también altera el reloj biológico. Sin luz solar adecuada, la producción de melatonina y cortisol se ve afectada. La melatonina, que aumenta con la oscuridad, induce al sueño; el cortisol, por el contrario, ayuda a mantenernos despiertos y alertas. (Acosta et al., 2017)
Influencia de la luz natural en la producción de cortisol y melatonina / Licht.de
Reducción de estrés y ansiedad
La luz también tiene un efecto psicológico. En general, una iluminación cálida, suave y difusa genera un ambiente más relajante, contrario a la sensación de alerta producida por luces frías, intensas y uniformes. En habitaciones, salas de espera o áreas de descanso, es clave emplear iluminación indirecta, cálida y con posibilidad de regulación según el horario y la actividad: no se necesita la misma luz a la hora de la cena que durante la madrugada para ir al baño.
● Mejora de ánimo y percepción del espacio
Los hospitales suelen percibirse como espacios fríos, cerrados y monótonos. La escasa presencia de luz natural y una iluminación artificial estática refuerzan esta sensación. Según un estudio del Journal of Environmental Psychology, los pacientes preferían las áreas con mayor acceso a luz natural, ya que se sentían menos aislados y más optimistas.
Pasillo con salas de espera combinando iluminación natural y artificial indirecta. Beth Israel Deaconess Medical Center (BIDMC) Klarman Building / Payette Architects © Robert Benson
Un diseño que combine luz directa e indirecta, con variaciones sutiles en color e intensidad, puede transformar esa percepción: hacer que un espacio clínico se sienta más humano, más acogedor y menos intimidante.
Iluminación en habitaciones de pacientes
De acuerdo con normativas europeas DIN EN 12464-1 y DIN 5035-3, se recomienda, al menos, cuatro tipos de escenas de iluminación en habitaciones de pacientes:
Iluminación general (300 lux): para lectura o tareas básicas. Esta escena debe ser una luz homogénea y suave para evitar incomodidad.
Iluminación de examen (1000 lux): para procedimientos médicos o exámenes clínicos. La iluminación debe ser más intensa para facilitar la visión clara y precisa.
Iluminación nocturna (20 lux máx.): para permitir la observación sin interrumpir el descanso. Una iluminación tenue y cálida favorece la producción de melatonina.
Iluminación personalizable por el paciente. Este tipo de flexibilidad permite al paciente ajustar la iluminación de acuerdo a sus preferencias, ya que cada uno, por diversos factores, tiene diferentes necesidades, por ejemplo: las personas de mayor edad requieren mayores niveles de iluminación y homogeneidad.
A continuación, un ejemplo de variaciones de escenas lumínicas acorde a las necesidades con diferentes fuentes de iluminación.
Iluminación natural
Iluminación general central
Iluminación indirecta uplighting
Iluminación indirecta wall washing
Iluminación para lectura
Escena de iluminación aplicable durante el día, en tonos fríos acompañando la luz diurna / Producción propia.
Escena de iluminación al anochecer, tonos cálidos y evitando la iluminación directa / Producción propia
Escena de iluminación para horarios nocturnos, luminarias 3 y 4 reducidas la intensidad y en tonos cálidos preferiblemente la temperatura de color a 2700 grados Kelvin / Producción propia
Más allá de los niveles de intensidad, una característica esencial en el diseño de la iluminación de habitaciones de pacientes es su adaptabilidad. La iluminación adaptativa ajusta automáticamente la temperatura de color e intensidad a lo largo del día, simulando el ritmo natural de la luz solar. Esta adaptación es esencial para sincronizar el ritmo circadiano de los pacientes y promover un bienestar integral.
● Por la mañana: Se recomienda una luz brillante y blanca, con un alto contenido de azul, que ayuda a activar al paciente, estimulando la energía y el estado de alerta.
● Por la tarde y la noche: Se debe usar una luz cálida y tenue, con bajo contenido de azul, lo cual favorece la producción de melatonina y facilita el descanso.
La luz melanópica: un factor esencial para la salud circadiana
Una de las claves para mejorar el bienestar de los pacientes en un entorno hospitalario es tener en cuenta el concepto de iluminación melanópica. La luz melanópica está vinculada con la estimulación de los receptores no visuales, que afectan el ritmo circadiano y la regulación del sueño.
Durante el día, los niveles de iluminación melanópica deberían ser más altos (alrededor de 250 lux) para estimular el estado de alerta y reducir la producción de melatonina. Por la noche, la luz debe disminuirse a niveles mucho más bajos, cerca de 20 lux, para no interrumpir el descanso del paciente.
Este tipo de luz diurna equivalente (D65) puede simular el ciclo natural de luz solar, promoviendo el bienestar físico y emocional del paciente y ayudando a mejorar su recuperación.
Es fundamental evitar el deslumbramiento y proteger el campo visual del paciente. Las luminarias deben distribuirse de manera estratégica en la habitación para ofrecer flexibilidad y adaptabilidad a las actividades y momentos del día. Además, los ángulos de incidencia de la luz son importantes: los efectos de la luz sobre el ritmo circadiano son más eficaces cuando la luz incide desde un ángulo entre 0° y 45° respecto a la línea de visión, ya que en esta zona la retina capta mejor los estímulos reguladores del reloj biológico.
Ángulos de incidencia de la luz con mayor efectividad en el ritmo circadiano / Adaptado de Licht.de - gráfico de producción propia
Algunos aspectos a considerar de iluminación para el personal médico y de servicio
El personal médico también se ve afectado por las condiciones de iluminación, tanto en términos de desempeño técnico como de bienestar general.
Iluminación técnica
Una iluminación adecuada permite ejecutar tareas con precisión. Esto implica niveles de lux suficientes, temperatura de color adecuada (en general, luces frías para fomentar concentración y alerta), y un buen índice de reproducción cromática (CRI), vital para la percepción precisa de colores en diagnósticos y tratamientos.
Áreas de descanso para el personal
Un aspecto frecuentemente subestimado en el diseño hospitalario es la necesidad de proporcionar iluminación relajante en las áreas de descanso del personal. Se recomienda el uso de luz cálida, indirecta y con intensidad regulable, evitando el deslumbramiento y creando un ambiente más acogedor. Diversos estudios, como el de Hadi et al. (2015), han demostrado que cuando el personal médico tiene control sobre la iluminación como por ejemplo mediante escenas lumínicas ajustables, su nivel de satisfacción laboral mejora significativamente.
Iluminación para
áreas comunes: orientación, acceso y seguridad
Una iluminación clara, bien distribuida y pensada desde la experiencia del usuario facilita la orientación de visitantes, mejora la percepción de seguridad y contribuye a una experiencia más amable en el entorno hospitalario. La señalética luminosa y los recorridos bien iluminados reducen la ansiedad y aportan claridad espacial. (Martins & de Melo, 2014)
Pasillo con iluminación artificial indirecta / EKH Children Hospital - IF (Integrated Field) © Ketsiree Wongwan
En los pasillos, se recomienda emplear iluminación indirecta, que minimice sombras y deslumbramientos, favoreciendo una circulación más segura y agradable. También es importante asegurar una uniformidad lumínica en todo el recorrido, evitando contrastes fuertes entre zonas iluminadas y oscuras.
Sala de espera con diseño biofílico e iluminación artificial indirecta. Proyecto: HCA Florida West Tampa Hospital – Hospital for Endocrine Surgery / Graham Smith Architects
En las salas de espera, donde muchas veces se experimenta tensión e incertidumbre, la luz puede convertirse en un recurso para reducir el estrés. Una iluminación cálida, suave e indirecta contribuye a generar un ambiente más relajante. Además, al reducir la presencia de luz azul, se disminuye la estimulación del cortisol, hormona asociada al estado de alerta, favoreciendo una atmósfera más tranquila y contenida.
Iluminación más humana y con propósito
La iluminación en hospitales no debe abordarse únicamente desde un enfoque funcional o técnico. Es, ante todo, un recurso poderoso para mejorar la experiencia, el bienestar y la salud integral de quienes habitan estos espacios: pacientes, personal médico y visitantes.
Una luz bien pensada puede transformar un entorno frío y clínico en un lugar más humano, acogedor y eficiente. Diseñar con intención, combinando el uso de iluminación natural y artificial, crea atmósferas saludables y sostenibles, que se adaptan a las necesidades físicas, emocionales y psicológicas de las personas.
Por eso es clave involucrar a un diseñador o a una diseñadora de iluminación desde las primeras etapas del proyecto. No se trata solo de lograr un efecto visual agradable, sino de integrar efectos no visuales y psicológicos en el diseño, generando una experiencia espacial más completa, sensible y alineada con el cuidado de la salud.
Sarah Viviana Badani Miranda / Arquitecta
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