Una identidad arquitectónica olvidada

 

Ignorancia hacia la arquitectura

En Panamá, muchos lugares han perdido -poco a poco- su identidad por el desconocimiento de la historia o por el significado real que aporta la arquitectura propia de un sitio. Por ello, podemos encontrar una ciudad diversificada, pero con poco temple para respetar el pasado. Muy poca identidad.

Desde que opté por estudiar la carrera de Arquitectura me cuestionaba si realmente nosotros estamos en nuestro diario vivir conectados con el servicio y la realidad de nuestro entorno. Una realidad que duele cuando amas tu vocación.

¿Realmente amamos nuestra carrera? ¿Vivimos al estilo de la gente que genera impacto positivo en el país? o ¿solo somos ciegos de nuestra realidad arquitectónica?

Nos ocupamos buscando mejores salarios y oportunidades, pero somos islas y se nos olvida que juntos somos más que eso. Nos olvidamos de que la gente no aprecia la arquitectura como lo hace con una pintura, un libro, una serie de TV o -quizás- una receta de cocina. ¿Qué pasa con esa arquitectura olvidada? Nuestra arquitectura no abarca únicamente el Casco   Antiguo. Vivimos atados al pasado y no distinguimos que el hoy también forma parte de la realidad que aqueja la desaparición de la verdadera esencia arquitectónica de nuestro país.

Como arquitectos panameños, ¿qué tanto estamos dispuestos a hacer ad honorem por nuestro país? ¿Dónde está el nacionalismo?

Abro compás con esta introducción porque actualmente me preocupan dos lugares de los muchos que existen en nuestro país. El primero, que mencionaré brevemente, ya que me parece que debe dedicársele un escrito completo, es el Campus de la Universidad de Panamá. Un complejo en el que prevalece el estilo de la época moderna.

Lo menciono porque en él hay una facultad o varias facultades que mueren lentamente. Su esencia arquitectónica -el concepto original hasta en los colores- ha sido vulnerada. Sus pisos -que tienen más de 40 años- piden auxilio, ni se diga de los demás lugares.

El segundo no es un edificio, es una zona: Chilibre; específicamente María Eugenia, Buenos Aires y Chilibrillo. Me detendré con más tiempo, ya que tocaremos la arquitectura zoneíta que se ha perdido con el tiempo y por el desconocimiento de los residentes.

Chilibre y su identidad arquitectónica olvidada

80 años tiene el corregimiento de Chilibre. En diciembre de 2023 cumplió esa edad. Y cuando hago memoria de la identidad popular del sitio, me encuentro en un laberinto del olvido.

He aquí un pequeño recorrido que hizo que me naciera la curiosidad de conocer nuestra identidad arquitectónica.

Ilustración 1 Restos de escaleras, lote baldío – Fotografía por el autor

Durante años hemos sido testigos de diferentes historias a lo largo de este pueblo. Por un lado, que en 1815 esta comunidad aparecía en el mapa del ferrocarril de Panamá-Colón. Sin embargo, cuando fue represado el río Chagres (en 1910), desaparecieron los pueblos ubicados a lo largo de las riberas del río y sus habitantes migran hacia la Ciudad de Panamá y otros pueblos cercanos, entre ellos Chilibre. Hace poco recordé un artículo de periódico en Día a Día del año 2014 que manifestaba que existen documentos en nuestra Junta Comunal que exponen que los terrenos donde se levantó la comunidad de Chilibre eran de la señora Leonor Barcasnegras, los cuales fueron cedidos a la Iglesia en 1914, para que los administrara y no fue hasta 1915 cuando sus moradores tomaron posesión de las tierras y en ellos también quedan las grandes influencias y orígenes de personas que estuvieron trabajando en la construcción del Canal entre 1904 a 1914. Y es aquí donde hoy quiero destacar la importancia de esa arquitectura heredada. Es decir, la arquitectura zoneíta de Chilibre.

Arquitectura zoneíta en Chilibre

Para entender el concepto de arquitectura zoneíta tenemos varios puntos de partida. Me basaré en dos artículos de 2012 que leí, escritos uno por el arquitecto Darién Montañez y el otro por el arquitecto Dimas Díaz, ambos son artículos que se utilizan como referencia para analizar la arquitectura canalera.

Lo primero que identifica este estilo es que floreció en un área específica: las faldas del cerro Ancón en los poblados de Ancón, Clayton, Diablo, Gamboa, Amador, Paraíso,

Pedro Miguel, Balboa, etc. Y a pesar de que su desarrollo se dio en una zona específica (y  que después de 1999 -cuando pasa a manos panameñas- ha sido en algunos lugares preservada y en otras olvidada), aún se nota la diferencia de esa franja de arquitectura canalera con el resto de la Ciudad de Panamá.

Segundo, que muchas de sus construcciones se situaron en los alrededores de las esclusas, cerca de la costa, pero en el caso particular de Chilibre, fue al norte después del Parque Camino de Cruces y el Parque Soberanía.

Ilustración 2 Casa en Chilibrillo con evidencia arquitectónica zoneíta. Fotografía por el autor

Ahora, estudiaremos el tipo de arquitectura. La arquitectura canalera respondía a nuestro clima, específicamente el de trópico húmedo, techos en aguas básicamente, con aleros amplios por las constantes lluvias de nuestro país; amplias ventanas y paredes con celosías para fomentar la ventilación y combatir la humedad. Era una arquitectura ajustada a lo que le indicaba su entorno como pisos levantados del suelo (para evitar agua estancada o insectos). Escaleras notorias por la parte exterior que se separaban a cinco centímetros del bloque residencial en planta alta. Según lo que leí en este artículo, estos poseían cordones metálicos a  45 grados que sobresalían en cada uno de los pilares en planta baja, impidiendo el paso de los insectos al interior de la residencia (basados en los estudios de distintos arquitectos y documentos que se encuentran en la Fundación Ciudad del Saber).

Entiéndase, también, que esta arquitectura fue inspirada por los caserones de madera sobre pilotes construidos en la época de la compañía francesa y que parte de sus adecuaciones se basaban en ventilación y protección solar (he allí la evidencia más clara cuando vemos el doble techo ventilado, para minimizar la transferencia de calor de la cubierta al interior y por medio de aberturas en dicha cubierta, el aire caliente circulaba al exterior por convección). Creaban microclimas porque en ese momento no era sencillo incorporar aire acondicionado.

 Lo particular de esa arquitectura se observa en áreas como Diablo, donde puedes encontrar casas con techos de cobre y portales con malla para mosquitos y si vemos en algunas áreas de Chilibre notaremos esa evidencia de la estructura y distinción de la arquitectura propuesta y ajustada a nuestro país.

 
 

Ilustración 3 Chilibre Centro

En el recorrido que se hizo por Chilibre noté un sinnúmero de casas con estas características y con potencial arquitectónico para hacer un mapeo de toda esa evidencia histórica. Chilibre Centro, Don Bosco, María Eugenia, Sucre, Buenos Aires y Chilibrillo son ejemplos claros de esa herencia que tienen nuestras comunidades. Lo notamos por las escaleras, por las casas con dos niveles, un evidente palimpsesto que con la modernidad y el avance de la materialización  han modificado las residencias (bloques y casas muy pintorescas).

Ilustración 5 Evidencia Arquitectónica. Fotografía por el autor.

El olvido y las remodelaciones

Notamos que en muchas de las antiguas zonas se trabaja en la restauración, normativas para darle ese valor agregado embellecedor y particular de una ciudad para prevalecer la historia.  Sin embargo, en áreas donde hubo esa manifestación solo se encuentran las ruinas o la demolición, caso de este corregimiento. He aquí la razón por la que debemos ser más activos y ser arquitectos documentalistas para poder enriquecer nuestro bello país y fomentar un turismo sustentable. Crear espacios para registrar esa información como salas de exhibición, recorridos o quizás museos que cuenten esa historia. Chilibre tiene sectores con calles distribuidas por manzanas (María Eugenia, Agua Bendita) y sumemos la evidencia de la arquitectura del trópico. Casas con ventanas de madera o con doble techito. Me agradó que muchas familias de Chilibre aún conserven sus orígenes y lo preserven manteniendo las estructuras de sus casas. Ojalá nuestras autoridades locales puedan trabajar y descubrir otras rutas de progreso a través de recopilación de datos que integren y fomenten el turismo interno y el aprendizaje constante.

Si queremos profundizar y mantener esa estructura evidenciada tanto en calles como en zonas residenciales debemos cuidar ese aspecto urbano y estético no solo en el corregimiento de Chilibre, sino en todas las áreas donde hemos visto y somos testigos del valor histórico y de nuestras distintas vivencias. Saquémosle provecho y contémosle al mundo.

Te invito a que documentemos, como buenos profesionales amantes de la historia y de la arquitectura.


Amarilis Urriola /Arquitecta

 

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