RETOQUE DIGITAL, ¿NECESIDAD O VANIDAD?

 
 

Escuchar de retoque digital nos lleva directamente a la idea de un conjunto de modificaciones en elementos específicos o composición dentro de una revista, portada, arte publicitario, entre otros. La verdad es que el retoque digital puede ser definido como una serie de pasos o procesos digitales para equilibrar aspectos relevantes de una imagen.

La tendencia a visualizar el retoque como algo exclusivamente de uso en la publicación de imágenes de modelos, temáticas de estilo y moda se ha establecido y reafirmado con el pasar de los años. Es tradición en nuestras mentes asociar la belleza o perfección con lo que nos muestran mediante la fotografía, los anuncios o publicidades que -más allá del objetivo comercial- se centran en recrear un mundo construido con ideas, percepciones de encanto y opulencia visual.

Autorretrato / Yvonne Champsaur. Curso: Retoque Fotográfico / Prof. Kevyn Szobotka

 

EL RETOQUE DIGITAL, ¿SE APRENDE?

Como punto de partida se deben establecer las ideas principales de todo lo que se encuentra situado detrás de la palabra ‘retoque’. Si bien es cierto, el hecho de modificar una imagen o composición es muchas veces considerado como un proceso regular sin mayor complicación o que no acarrea un esfuerzo mental sobresaliente. Pero, en realidad, esta acción ‘sencilla’ puede tener un gran alcance.

Vamos a establecer el mundo publicitario como escenario para guiar los argumentos del tema. Los diseñadores gráficos y los fotógrafos son los principales representantes dentro de este controversial mundo del retoque fotográfico, incluso se les considera como los actores intelectuales de recrear percepciones fabulosas y llenas de atributos dignos de admirar sobre cualquier elemento que se esté idealizando. Para estar claros, los fotógrafos -por su naturaleza- buscan arduamente la ubicación del ángulo perfecto de cada persona o elemento al que estén fotografiando y su propósito está estrechamente relacionado con la aceptación que tenga el cliente/público meta sobre la belleza o estética alcanzada mediante una buena aplicación de trucos o movimientos dentro de la escena.

 

Food Styling / Daniela Grajales. Curso: Retoque Fotográfico / Prof. Kevyn SzobotkaFood Styling / Daniela Grajales. Curso: Retoque Fotográfico / Prof. Kevyn Szobotka

 

La captura de fotografías es un proceso sujeto a una evolución constante y significativa desde el siglo XIX, evidentemente considerada como un arte en todo el sentido de la palabra. Por esta razón, a los fotógrafos se les sitúa en un escalón significativo que conlleva un tiempo prudente de preparación para poder ejercer la profesión de una manera apropiada. Sí, todos podemos hacer fotografía, pero no todos pueden lograr un nivel de perfección compositiva acorde a las exigencias requeridas en cada necesidad.

El fotógrafo no está obligado a realizar retoque fotográfico. Y esta aseveración está sustentada en el hecho de que la responsabilidad del sujeto radica en congelar un momento específico de una determinada acción que proviene de algún elemento o situación dentro de cualquier contexto. Entonces, por la naturaleza de lo que es la fotografía, no existe un lineamiento obligatorio que indique una relación consecuente entre fotografía y retoque.

 
 

Lion´s Fury - Fotografía y retoque digital / @nicknunezphotography

Ahora es el turno de exponer sobre las responsabilidades del publicista y la presión ejercida sobre los diseñadores gráficos.

 Es una realidad que se presenta de diferentes formas, y toda la carga -en la mayoría de los casos- es llevada a las manos de estos profesionales. El hecho de aplicar modificaciones directamente en una imagen plantea una situación donde es pertinente evaluar las fallas estéticas en la confección del material. Pero es cuando surgen las interrogantes: ¿es realmente un ‘error/falla’ o es que se desea ocultar una realidad y/o defecto visible y algo que simplemente está por su forma original?

Hay que tener la destreza suficiente para lograr ocultar dicha situación y es por esto por lo que el retoque digital requiere un aprendizaje. Dentro de la carrera de Diseño gráfico, para ser más específico, se les muestra a los estudiantes panoramas o situaciones reales que inviten a la reflexión y a evaluar las posibles soluciones de una necesidad gráfica. Es como si todo se centrara en buscar la ecuación apropiada para poder dar el aporte que corresponde.

Muchas veces se puede contar con todos los recursos intelectuales o herramientas que facilitan un proceso, pero no todas funcionan para lo mismo; y es igual para cuando se trata de modificar, ajustar o perfeccionar algo, que en este caso se enfoca en la percepción visual que se tenga de algún elemento o composición. En ocasiones, cuando diseñamos y hacemos pausas para enfocar los avances frente a nosotros, requerimos un momento de análisis para evaluar lo correcto o lo incorrecto. Es igual cuando se trabaja sobre la estética de una imagen en proceso de retoque, ser mesurado es una situación de cuidado, porque hay que saber cuándo hace falta y cuándo es suficiente.

 
 

Restauración fotográfica / Nathalie Soza. Curso: Retoque Fotográfico / Prof. Kevyn Szobotka

¿DÓNDE HAY RETOQUE?

Alejémonos de la tradicional idea que señala que el retoque solo se ve en las revistas o portadas. Y enfoquemos nuestra atención en visualizar un panorama realista de lo que a diario se proyecta frente a nuestros ojos. Y sí: hay retoque fotográfico hasta en la caja de nuestro cereal favorito.

Una idea muy común entre la población es asociar el retoque fotográfico con la silueta perfecta de la chica de vestido ajustado en la valla publicitaria camino al trabajo. Lo que muchas personas no saben es que el retoque digital está en todo material visual que se proyecta en nuestra rutina. Por ahora no lo consideremos una problemática, pero quizás sí hay que tener cautela al hablar de elementos que influyen en nuestro comportamiento, incluso si el conjunto de afinidades, gustos o acciones que rigen nuestra existencia y convivencia con nuestro ambiente reciben influencia de lo que consumimos visualmente.

Si prestamos atención a lo que se encuentra a nuestro alcance visual, ya sea al momento de ver la TV, navegar por internet o sencillamente visualizar publicidad dentro del centro comercial, encontraremos una realidad inminente: todo contiene una carga comunicacional, un lenguaje no verbal que trasciende fronteras.

¿Acaso piensas que la jugosa, apetitosa y colorida carne asada del menú del restaurante es una representación exacta de la realidad? O que el labial impecable de la chica del anuncio de maquillaje, ¿fue racha de suerte? Lamentablemente, no todo lo que se presenta ante nuestros ojos (publicitariamente hablando) es una muestra real de lo que es.

 

Un vistazo a las redes sociales / David Edie @davidedie.ai

 

LA BÚSQUEDA DE LA IDOLATRADA PERFECCIÓN

Existe un amplio panorama técnico si de retoque digital hablamos. La evolución que han tenido los programas informáticos para estos fines son una muestra verídica de la importancia o popularidad que ha surgido para enaltecer atributos dentro de una imagen.

Aunque no lo crean, el afán de perfección en los elementos con fines estéticos data de la época victoriana, claro, sin ordenadores ni herramientas tecnológicas. Los métodos rudimentarios iban desde la aplicación de efectos a mano hasta la incorporación de materiales dentro del proceso de elaboración de la imagen para adecuar las tonalidades apropiadas.

El venerado Photoshop brinda sus aportes estéticos a partir de su surgimiento en los años noventa, desde entonces ha incrementado su popularidad por las innumerables opciones que ofrece para hacer -de lo devastado- algo mágicamente hermoso. Y así como es un gran aliado para encontrar la anhelada perfección es también un personaje señalado por convertirse en el protagonista de modificaciones exageradas y creaciones etiquetadas como antinaturales.

Actualmente, no dependemos de un software sofisticado para aplicar mejoras en una imagen o composición fotográfica. Gracias al surgimiento de innumerables aplicaciones disponibles para tal fin o a las redes sociales que proporcionan a sus usuarios un amplio panorama para modificar o perfeccionar su contenido antes de ser mostrado a sus seguidores es cada día más accesible el hecho de modificar esos aspectos visuales que en la mayoría de los casos interrumpen la apreciación de la estética que se desea transmitir.

Tomando en cuenta que el retoque de imágenes es un proceso que notablemente no nació en los últimos veinte años y que, por el contrario, es una acción que desde sus inicios y por décadas ha remarcado la peculiar acción de enaltecer la perfección de las cosas, se puede mencionar que el alcance que todo individuo tiene para mostrar su mejor ‘versión’ es una actividad usual en estos tiempos.

Hay una realidad latente dentro de nuestra sociedad y es la constante acción de opinar, juzgar, delimitar lo que es apropiado o lo que regularmente no es admitido. Se sabe que el ser humano actúa por instinto y que es un ser que se estimula gracias a todo lo que su percepción le permite. La idea que tienen los medios de comunicación para emitir sus mensajes publicitarios está sujeta a la aceptación del público. Muchos dirán que el ser humano es capaz de decidir si quiere algo o no lo quiere; que puede elegir visitar una tienda para comprar ese pantalón que vio en una publicación de Instagram o saborear un platillo que visualizó en el Mupi mientras esperaba el transporte público.

Las decisiones que cada individuo toma están sujetas a estímulos y es algo que no podemos negar. En muchas ocasiones, podemos escuchar críticas que estigmatizan el hecho de consumir cosas que notablemente sabemos que tienen un alto contenido de falsedad visual. Pero ¿comeríamos la hamburguesa si en el menú apareciera pálida y deforme?, ¿comprarías esa crema hidratante si la modelo muestra la piel reseca y tiene dos marcas de acné en el rostro?

Imaginemos un mundo sin retoque digital y reafirmemos esa famosa frase: “Hay que aceptarnos tal y como somos”. Incluso, visualicemos una posible situación en donde las redes sociales no ofrecieran filtros o elementos de interacción. ¿Sería igual el comportamiento de la población?

 

Ilustrativa / Emily Bernal - Unsplash

 

Muchas profesiones están ligadas a la proyección de la estética, lo visual, el alcance de su mensaje, generar contenido constantemente que lleve cada vez más lejos los objetivos de un determinado producto o servicio. Y qué decir de lo significativo que se ha vuelto mostrar nuestra mejor cara por medio de un dispositivo móvil.

Es positivo establecer parámetros estéticos, como, por ejemplo, ir vestido de manera adecuada a un sitio o mantener una bonita figura que denote un buen estado físico. Todos tenemos la libertad de opinar si algo está bien o está mal. Los tiempos actuales están cargados de mensajes que se emiten con fines y propósitos netamente persuasivos y que influyen en la sociedad.

Si hablamos de aceptación y que amas lo que eres o como luces, te has preguntado ¿por qué razón modificas el brillo de la última foto que te tomaste con tu teléfono, además de aplicar un filtro para suavizar tu piel? Acaso es costumbre o es un comportamiento impulsivo del cual no te percatas.

Vivimos una realidad en la que muchas veces encontramos personas en la calle que no son ni la sombra de lo que visualmente divulgan en sus redes sociales. Pero no por esto, el retoque digital es un arma negativa. Si hablamos de utilizarlo como herramienta artística sabemos que los resultados pueden ser realmente sorprendentes. Muchas veces trabajar una imagen digitalmente es llevar una fantasía a su máxima expresión, incluso el cine es un panorama donde podemos encontrar una cantidad considerable de creatividad, haciendo imaginables cosas que quizás no son trazables en un plano real.

El mundo digital ofrece a diario múltiples opciones para interactuar con nuestro entorno, incluso estando conscientes de que somos individuos expuestos a todo lo que intentan vendernos a través de lo que transita frente a nuestros ojos.

Es como vivir en un mundo en donde somos responsables de nuestras acciones, queriendo influir en los demás con una imagen ajustada a ciertas necesidades, dependiendo de la situación y perfeccionadas para brindar nuestra mejor versión; aun sabiendo que también somos críticos de la falsedad, convencidos de la existencia de una probable versión original de lo que está frente a nosotros y que hacemos como si no existiese.

Entonces, ¿qué piensas sobre el retoque digital?, ¿es una necesidad o podemos considerarla vanidad del mundo?


Kevyn O. Szobotka Santos /Diseñador gráfico y docente universitario

 

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