El arte en la era de la IA: ética y huella humana en visualizaciones 3D

 

La inteligencia artificial (IA) ha revolucionado prácticamente todas las industrias, automatizando procesos y facilitando muchos resultados que antes tomaban más tiempo y esfuerzo. La arquitectura y el diseño no son la excepción, especialmente en la representación artística de proyectos, donde las visualizaciones 3D son un recurso crucial en el proceso de diseño, mercadeo y venta.

En este artículo, quiero reflexionar sobre el impacto de la IA en la industria de la arquitectura, analizando sus implicaciones éticas, legales y artísticas. No pretendo criticar su uso, sino invitar a un diálogo que nos permita comprender cómo redefine el rol del artista en un proceso que combina técnicas tradicionales con avances tecnológicos.

Todo esto me genera algunas preguntas: ¿cómo podemos equilibrar la innovación tecnológica con el proceso tradicional que distingue el trabajo humano? Y más importante aún, ¿cuál es el rol del artista en este contexto?

El impacto de la IA en las visualizaciones 3D

La IA ha introducido herramientas enfocadas en la creación de imágenes que no dejan de sorprendernos. Ejemplos como DALL-E o Midjourney permiten generar imágenes solo con descripción textual. Adobe Substance 3D Sampler nos permite generar texturas a partir de imágenes utilizando fotografías como referencias. Estas innovaciones  agilizan procesos y también nos dan acceso a recursos antes exclusivos para especialistas.

Sin embargo, hay una gran diferencia entre utilizar la IA en el proceso de trabajo para agilizar procesos y depender completamente de ella para la creación -100%- del producto final. Mientras que las primeras impulsan el trabajo del artista, las segundas parecen diluir su aporte, planteando preguntas sobre la autoría y el valor en sí de la obra.

Reflexión ética y legal
Por otro lado,  no se suele considerar el marco legal sobre el uso de la inteligencia artificial en la creación de una imagen: existen herramientas que permiten el uso comercial de sus imágenes, sin embargo,  no existen  las cláusulas para utilizarlas,  ya que los dueños de estas plataformas podrían limitar su uso y no garantizan el derecho de autor, lo que indica que puede haber consecuencias legales al no ser considerado un producto desarrollado por el creador del proyecto.

Estados Unidos y la Unión Europea han implementado regulaciones con respecto al derecho de autor y al uso de la IA en proyectos artísticos, lo que evidencia un precedente en este tema. Esto nos lleva a una interrogante clave:  ¿quién es el autor de la imagen? Considero que esto dependerá del uso y del porcentaje que se le atribuye en cada etapa del proceso, pero si lo abordamos desde la legalidad y la ética, lo correcto sería notificar al cliente sobre el uso parcial o completo de la IA, transmitiendo transparencia en todo el proceso de desarrollo del proyecto.

Caso Théâtre d’Opéra Spatial

Théâtre d'Opéra Spatial /  Jason Allen 2022

Uno de los ejemplos en el debate sobre la autoría de obras creadas con inteligencia artificial ocurrió en el 2022, cuando un artista ganó un concurso de arte con la obra llamada Théâtre d’Opéra Spatial, generada por la herramienta MidJourney. Esta obra -creada mediante indicaciones textuales- fue reconocida por su calidad visual y originalidad. Muchos identificaron el uso de la IA y argumentaron que no podía ser considerada una creación genuina, ya que la “mano humana” no estuvo involucrada en la ejecución de la obra.

En el plano legal, este caso representa un precedente importante, ya que el artista intentó registrar los derechos de autor sobre la obra, pero las autoridades rechazaron esta petición argumentando que el uso de la IA superaba el porcentaje permitido. Actualmente, ninguna obra puede ser considerada propia solo con proporcionar descripciones textuales para que la IA -prácticamente- haga la obra. En este caso en particular, es importante resaltar que el artista comercializaba estas imágenes como obras propias, sin embargo, al no poder registrarles el copyright sobre su arte generado con IA, su valor comercial se ha visto afectado permanentemente.

Este caso refleja esa brecha legal y ética en torno al uso de la IA en el arte visual, planteando la interrogante sobre si realmente puede ser considerado arte si el autor no participa en el proceso del desarrollo o ejecución de la obra.

Jason Allen firmando una copia impresa de la imagen que creó con Midjourney y con la que ganó un concurso de arte / The New York Times

Percepción del cliente y el valor del trabajo artístico
El uso de la IA también nos enfrenta a desafíos éticos y legales. Si bien ya hemos mencionado que la inteligencia artificial es un recurso potente que debe ser aprovechado para agilizar procesos y mejorar la calidad del producto final, también conlleva una gran desventaja o problema, y es la percepción de que el resultado final de un proyecto artístico es fácil de lograr, ya que la IA lo hace en segundos, independientemente de que sepan o no el trabajo detrás de cada imagen. Por esto, muchos clientes o potenciales clientes le restan mérito al esfuerzo de realizar  trabajos de este tipo, lo que  se  reflejará en el valor económico del servicio en general. Esta “automatización” puede jugar en contra debido a esta falsa percepción de facilidad en lograr resultados que superen las expectativas del cliente.
Es importante educar de alguna forma a los clientes sobre la diferencia entre un trabajo automatizado y otro donde se incluye el conocimiento artístico y técnico de un artista. El primero ofrece rapidez, mientras que el segundo garantiza un trabajo personalizado que se ajuste a la visión tanto del proyecto como del cliente, enriquecido con la experiencia y el estilo del artista.

Uno de los mayores retos es definir si el costo de una imagen creada con IA debe ser igual al de una producida de forma tradicional. Aunque la IA puede generar resultados rápidos, la personalización y la definición en el proceso de desarrollo de una obra son etapas que solo un artista puede garantizar. Un proyecto de “0 a 100” involucra muchas decisiones artísticas, técnicas y creativas que no solo responden a las necesidades de un cliente, sino que también reflejan el conocimiento y la experiencia del artista.

Por otro lado, reducir los costos de las imágenes creadas con IA podría desvalorizar el trabajo global de los artistas y enviar el mensaje erróneo de que todo el proceso es automático. Esto podría afectar el mercado general a nivel económico e impactar de forma negativa aspectos como la creatividad, la innovación y la expresión artística al ser reemplazados por soluciones más rápidas, pero cada vez menos originales.

Equilibrio entre tecnología y creatividad humana

  En esta era de la automatización, el verdadero valor del artista radica en la huella única que deja en cada una de sus obras. La IA como herramienta no debe ser considerada un reemplazo de la mano humana, sino una colaboración o sinergia entre el artista y los avances tecnológicos actuales. El toque humano siempre será esencial, porque es la comunicación directa entre  la herramienta y la visión del diseñador, quien considerará cada comentario, ajuste y visión del proyecto transmitido en un producto 3D.
El equilibrio está en aprovechar las ventajas que nos ofrecen todos estos recursos, desde la conceptualización y la automatización de procesos hasta su implicación en el desarrollo del proyecto. Esto representa un reto: el primero es adaptarnos a todos estos avances y el segundo, defender el valor del trabajo humano como elemento esencial en un mercado cada vez más competitivo.

En mi experiencia profesional, no considero viable implementar el uso de la IA al 100% en un proyecto. Los procesos detrás de cada imagen van mucho más allá de obtener resultados prácticamente en tiempo real. Por ejemplo, en proyectos reales tenemos que trabajar constantemente en ajustes que involucran tanto la arquitectura del espacio como la materialidad de cada elemento. Estos ajustes y decisiones son fundamentales para garantizar que cada imagen cumpla con la visión del proyectos y requisitos del cliente. Con la IA y la automatización no es viable involucrar este tipo de procesos, ya que sus resultados suelen ser aleatorios e impredecibles.

Reflexión final

La inteligencia artificial ha llegado para transformar la forma en la que hemos trabajado por mucho tiempo, personalmente reconozco su importancia y beneficio como herramienta, pero también comprendo los desafíos que representa esto, sobre todo cuando hablamos del rol del artista y autor de la obra final.

Con esta reflexión invito a los artistas a adaptar estas herramientas con pensamiento crítico, perfeccionando y potenciando sus habilidades enfocadas en garantizar que, incluso en un mundo tan automatizado, el arte sigue siendo una expresión profundamente humana. Porque al final, la verdadera magia está en los detalles que reflejan nuestros conocimientos, pasión y visión única.


Anthony Flores -Arquitecto, diseñador de interiores, project manager y artista 3D

 

Duabitad más que arquitectura y diseño


Las opiniones plasmadas en este artículo corresponden enteramente al autor del mismo, no representa la opinión de la empresa.