De la Ciudad Maravillosa, Río de Janeiro, mucho más que Carnaval

 

Desde hace mucho tiempo existió en mi mente una idea preconcebida de cómo sería mi primera visita a Río de Janeiro, lo explicaría como aquella sensación que se tiene cuando piensas que ya conoces un lugar sin haberlo visitado. Seguramente era solo mi imaginación, o quizás se debe a que esta ciudad en particular ha sido retratada tantas veces en filmes, series y telenovelas que hemos visto desde pequeños.

Lo cierto es que a mi llegada me vi sorprendido y conmovido por imágenes de ensueño, en las cuales el paisaje urbano se contrasta y a la vez se complementa con un paisaje natural exuberante, de un verdor profundo donde las montañas y formaciones rocosas del Parque Nacional Tijuca se proyectan como enormes murallas protectoras de la ciudad.

Vista a las montañas del Parque Nacional Tijuca desde el aeropuerto de Galeão, Abdiel Gallardo

Vista a las montañas del Parque Nacional Tijuca desde el aeropuerto de Galeão, Abdiel Gallardo

El recorrido desde el Aeropuerto Internacional Galeão hacia el centro de la ciudad es otra historia: de repente nos encontramos con algunas realidades propias de la mayoría de nuestras ciudades latinoamericanas, a las cuales no podemos dar la espalda, desigualdad social, polución ambiental, daño a los ecosistemas, entre otras, nos saltan a la vista de camino a la urbe carioca. Ahora, no quiero que me malinterpreten, mi intención no es poner estas realidades sociales y económicas en el centro de nuestro artículo, y aunque me gusta concentrarme en los aspectos positivos de cada experiencia de viaje, creo que debemos ser conscientes de que en nuestros países aún hay muchas oportunidades para mejorar como sociedad.

Para bien o para mal, parte de esta realidad social ahora es, incluso, un atractivo turístico en sí; en la actualidad se organizan recorridos guiados a las favelas, lo que nos sirve como ejemplo para exponer la manera en cómo cualquier ciudad puede transformar una aparente debilidad en una fortaleza. No tuve la oportunidad de hacer uno de estos recorridos, pero de seguro lo realizaré en el futuro y se los relataré sin falta en otro escrito.

Al adentrarnos en el tejido urbano de Río de Janeiro se experimenta, hasta cierto punto, una especie de viaje en el tiempo, principalmente debido a que la arquitectura moderna del siglo XX predomina en la ciudad. En las calles principales salta a la vista la influencia del estilo internacional, en su capítulo brasileño los maestros Lucio Costa y Oscar Niemeyer, entre otros, mostraron gran destreza al aplicar los conceptos de la arquitectura racionalista en el desarrollo de sus diseños pensados para el clima tropical de Brasil. La estética de la arquitectura entre los años 40 y 70 sigue resonando en los diseños contemporáneos y resulta muy placentero ver cómo el racionalismo, el brutalismo y la arquitectura contemporánea conviven en armonía.

El conjunto arquitectónico formado por las obras de corte moderno y su contraste con las edificaciones de estilo colonial portugués, que se encuentran en el centro de la ciudad, nos dan la sensación de estar en una película de los años 80, la cual se refuerza al entrar a los elegantes edificios que bordean las playas principales de la ciudad, pues el diseño interior de sus imponentes vestíbulos y áreas comunes, en su mayoría, tienen una esencia retro que nos hace revivir aquella gloriosa imagen de la edad de oro de Río.

Seguramente muchos de ustedes, al igual que yo, han visto imágenes y han leído acerca de las atracciones principales de la ciudad, el teleférico de Pão de Açúcar, el Cristo Redentor, el Sambódromo, entre otros, los cuales son visitas imprescindibles cuando se viaja a Río de Janeiro, sin embargo, en mi concepto, el paisaje cultural y natural de la ciudad son sus mayores atractivos. Ese modo de ser relajado de los cariocas, la samba sonando en cada esquina, el sinfín de parques y bulevares arbolados, los paseos marinos y lacustres, el transcurrir de la vida cotidiana en las terrazas de bares, restaurantes, todo te hace sentir como que los habitantes de esta ciudad están siempre de vacaciones.
Ni hablar de las blancas arenas en las playas de Ipanema y Copacabana, colmadas de bañistas y deportistas desde el amanecer hasta el atardecer, y es que las vistas al océano Atlántico desde esta hermosa costa son inmejorables. La atmósfera siempre relajada invita a pasar todo el día disfrutando del sol y de las olas, además, he de confesar que una de las puestas de sol más fantásticas que he tenido el placer de disfrutar ha sido desde el barrio de Leblon, justo en la playa de Ipanema, cuando el sol se esconde entre las montañas del Morro Dois Irmãos y la Pedra da Gávea.

Atardecer en Playa Ipanema, Abdiel Gallardo

Atardecer en Playa Ipanema, Abdiel Gallardo

Luego de un corto recorrido desde estas maravillosas playas, en dirección hacia el centro, nos encontraremos rápidamente en la festiva zona de Lapa, allí podremos apreciar el Acueducto Carioca, también conocido como Los Arcos de Lapa, sobre la Plaza Cardeal Câmara, es un área rodeada de bares, restaurantes y clubes nocturnos donde se manifiesta al máximo el carácter alegre de la ciudad. De día también vale la pena darse una vuelta por este céntrico barrio, pues a pocas cuadras se encuentran las Escaleras de Selarón, célebres gracias a la intervención que realizara en ellas el artista plástico Jorge Selarón, quien las ha revestido con piezas irregulares de cerámica muy coloridas. El trabajo del artista refleja el espíritu bohemio del barrio de Santa Teresa, al cual sirven de puerta de entrada, y no dudo en afirmar que es un nuevo destino imperdible en esta ciudad.

Ambiente Festivo de Carnaval en los Arcos de Lapa, Abdiel Gallardo

Ambiente Festivo de Carnaval en los Arcos de Lapa, Abdiel Gallardo

A pocos metros de los Arcos de Lapa se encuentra la emblemática Catedral Metropolitana de San Sebastián de Río de Janeiro, impresionante templo con diseño en forma cónica, cuyas dimensiones, vitrales y estética brutalista roban las miradas de todo transeúnte. Inaugurada en 1979, cuenta con dimensiones monumentales y alberga la Arquidiócesis de Río de Janeiro.

Otra zona de gran interés turístico es la que rodea el puerto de Río de Janeiro, en esta zona de la ciudad se concentra mucha actividad comercial y corporativa, además de importantes centros culturales como el Museo del Mañana, impresionante obra futurista firmada por el maestro Santiago Calatrava, y el Museo de Arte de Río, el cual cuenta con un edificio colonial y una nueva ala moderna que alberga colecciones de arte contemporáneo, ambos edificios danzan entre sí bajo la sombra de un techo de concreto ondulado que unifica el conjunto arquitectónico: definitivamente, otra parada obligatoria si visitan esta ciudad.

Museo del Mañana por Santiago Calatrava, Abdiel Gallardo

Museo del Mañana por Santiago Calatrava, Abdiel Gallardo

Me atrevo a decir, sin duda alguna, que Río de Janeiro tiene totalmente merecido el apodo de La Ciudad Maravillosa, podría dedicar mil palabras más en este artículo para seguir describiendo aquellos rincones únicos que esconde esta ciudad y, aun así, no sería suficiente; quienes han tenido la suerte de conocer esta metrópolis coincidirán conmigo en que no alcanza una sola visita, hay maravillas por descubrir en cada esquina de la capital carioca. Yo, por mi parte, prometo regresar.



Abdiel Gallardo / Arquitecto

Abdiel Gallardo / Arquitecto

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