CURITIBA, LA CIUDAD VERDE

 

Desde que estaba en la universidad fueron muchas las veces que escuché hablar maravillas de esta ciudad, así que si estábamos en Brasil era justo y necesario comprobar que todo lo que nos decían en la universidad era cierto.

La capital del estado brasileño de Paraná es conocida como ciudad modelo por su desarrollo urbanístico, por su sistema de transporte público y por ser una ciudad verde.

El primer hecho por comprobar en nuestra visita era su título de ciudad verde o ciudad ecológica y, realmente, a diferencia de otras ciudades que por lo general solo poseen uno o dos grandes parques principales para sus habitantes, Curitiba hace la diferencia en este aspecto, no en vano los locales comentan que los parques son las playas de Curitiba (haciendo referencia a las ciudades costeras) y es que sus áreas verdes han ido en aumento, pasando de tener 0.50m2 por habitante en la década del 90 a tener 52.00m2 por habitante en la actualidad.

Áreas verdes en el parque Tangua. Julieth Rodríguez

Su sistema de parques se ha ido distribuyendo estratégicamente, y hay más de 28 en toda la ciudad. Sí, así como lo leen, más de 28, y algo destacable de estos parques es que son grandes extensiones de áreas verdes, muchos cuentan con lagos, baños, cafeterías, miradores, espacios adecuados para realizar ejercicios, bibliotecas, etc.

Algunas de sus tantas áreas verdes son:

Jardín Botánico: es una de las tantas áreas verdes que nos ofrece la ciudad, pero, sin duda, es uno de los más populares para los visitantes; inevitable resulta perderse entre sus jardines florales. Cuenta con una enorme reserva de especies botánicas, el área del parque supera los 245.000 m2 de superficie.

 

Jardín Botánico. Julieth Rodríguez

 

Pero si hay un sitio de este jardín que es el más fotografiado y visitado es su invernadero, con su arboleada y alfombra de flores que lo convierten en una de las postales más emblemáticas de la ciudad.

El invernadero. Julieth Rodríguez

Este invernadero fue inspirado en el Palacio de Cristal de Londres, posee tres cúpulas estilo art noveau y una estructura metálica cubierta de vidrios, es el centro de las miradas de los que lo visitan, desde dentro del mismo se obtienen unas vistas muy lindas de los jardines que se ubican enfrente.

Esta imponente construcción de cristal cuenta con más de 450 m2 de superficie y alberga una colección de plantas endémicas. También cuenta con otras áreas como El jardín de las sensaciones, el cual -como su nombre lo sugiere- te invita a conocer las plantas a través del olfato y del tacto.

Hay áreas para hacer ejercicios en donde permiten que los visitantes puedan realizar actividades físicas y, para la comodidad de todos los turistas, se dispone de cafetería, baños y tienda de recuerdos.

Parque Tingui: es un gran espacio de áreas verdes a orillas del río Barigui, cuenta con ciclovías, áreas para picnic, pistas para correr, también se encuentra el Memorial Ucraniano, construido para conmemorar los 100 años de la llegada de la comunidad ucraniana a la ciudad. En este se encuentra una capilla cristiana ortodoxa con su campanario al lado, todas estas construcciones son de madera y de estilo bizantino. Realmente, llegar al parque y ver esta construcción provoca vasta admiración.

Memorial Ucraniano. Julieth Rodríguez

 

También se encuentra la Plaza de Brasil, construida para conmemorar los 500 años de la llegada de los portugueses al país. Es un parque que realmente vale la pena visitar y es muy aprovechado por los locales.

Como bien mencioné son muchos los parques que se pueden visitar en esta ciudad y me llevaría varios artículos hablar de cada uno de ellos, pero otros que merecen atención son: parque Tangua, parque Barigui, parque Bosque del Alemán, Bosque Unilivre y parque de Barreirinha, entre otros.

 

Parque Tangua. Julieth Rodríguez

 

En Curitiba no solo hay parques y áreas verdes, también es una ciudad con mucha cultura y arquitectura, entre los edificios que destacan por lo llamativo de sus construcciones están:

Museo de Niemeyer: es una visita obligatoria si estamos en Curitiba, cómo no ir a ver un museo que en parte está dedicado a uno de los arquitectos brasileños más famosos. Muchos lo conocen como El Museo del Ojo, por la forma en la que se asemeja al mismo, aunque en realidad el arquitecto lo que quería representar era la silueta estilizada de la araucaria, árbol muy característico de la región

 

Museo Oscar Niemeyer. Julieth Rodríguez

 

Este museo es una ampliación de un edificio ya existente, el cual fue construido en la década de 1960, en este se destacaban las líneas rectas y formas simples, y fue ocupado por entidades del Estado; luego, Niemeyer diseñó una adaptación cuyo resultado es el que hoy llama la atención por su forma peculiar y donde se realizan exposiciones y actividades relacionadas con el arte, complementado con auditorio, plazas, café y zonas al aire libre. 

El edificio parece levitar sobre un espejo de agua en el cual se refleja, pero no oculta ni deja en segundo plano el antiguo edificio, sino que lo integra. Apoyado en una gran estructura rectangular con grandes voladizos, decorado con azulejos amarillos pintados por el propio Niemeyer, alcanza una altura de 30 metros y alberga una gran sala de exposiciones con cerramiento de vidrio. Una característica que destaca mucho en este diseño son sus rampas sinuosas que conectan los dos edificios.

 

Interiores del Museo. Julieth Rodríguez

Túnel que conecta ambos edificios. Julieth Rodríguez.

 

Ópera de Alambre:

Este teatro fue construido en una antigua cantera, cuenta con 4000m2 de espacio y en el mismo se realizan espectáculos variados. Presenta una planta circular y su estructura es totalmente metálica, cubierta con láminas transparentes de policarbonato al igual que el techo, es decir, todo el recinto es totalmente transparente. Su construcción fue muy rápida: solo duró 75 días en completarse.

Ópera de Arame. Adelano Lazaro

Una de las características más llamativas del edificio es la forma en la que se integró al entorno, construido sobre un lago artificial, teniendo como único acceso un puente metálico, rodeado de vegetación, una cascada y grandes montañas de piedra que permiten al espectador no solo disfrutar del espectáculo en tarima, sino también integrarse con la naturaleza que se encuentra alrededor y lograr que la misma forme parte del escenario desde cualquier punto en el que se esté disfrutando estas vistas.

Si bien mencionamos que la ciudad es muy destacada por sus áreas verdes, no puedo dejar a un lado otro aspecto que la distingue mucho y es su sistema de transporte integrado, el cual ha sido reconocido a nivel mundial y hasta modelo copiado en grandes urbes como Los Ángeles y New York.

Este sistema de transporte público es conocido por sus terminales interligadas con carriles exclusivos para autobuses biarticulados y un autobús ligero, lo cual permite movilizarse de forma eficaz por toda la ciudad

 

Estaciones de autobús. Julieth Rodríguez

 

Las estaciones tienen un estilo futurista en forma de tubo metálico transparente que están a la altura de las puertas de los autobuses, y permiten también el ingreso a personas con movilidad reducida por medio de rampas.

Este sistema permite hacer un solo pago de boleto antes de subir y con este tomar todos los autobuses necesarios, cuenta con más de ocho líneas de servicios que se diferencian por sus colores: roja (expreso biarticulado), azul (línea directa rápida), verde (línea interbarrios), gris (autobús rápido), naranja (alimentador), negra (líneas del centro), amarilla (líneas convencionales), una línea turística y una interhospitalaria.

En mi visita a la ciudad pude hacer uso de este sistema y considero que es un poco confuso a diferencia del metro; el tiempo de espera de los autobuses no era tan rápido como imaginé, pero también supongo que es cuestión de costumbre y de relacionarse más con el sistema.

Curitiba es una ciudad que permite tener otra imagen del Brasil de samba, playa y fútbol, una ciudad con un estilo europeo, un clima fresco en verano y frío en invierno nos presenta la otra cara de la moneda, y a pesar de no estar entre las más populares para los visitantes, vale la pena para los que gustan de ciudades verdes y naturaleza.

 

Parques en el centro de la ciudad. Julieth Rodríguez

 

Otro factor también que la diferencia de sus ciudades vecinas, Río de Janeiro y Sao Paulo, es que en esta ciudad te sientes seguro al caminar por sus calles, en los lugares que visité no llegué a ver indigentes, ni en sus parques, ni iglesias, contrario a las ciudades antes mencionadas, se puede caminar tranquilo y es una ciudad muy limpia que invita al visitante a disfrutar en paz y tranquilidad de sus espacios públicos. Visitar esta ciudad permite, sin duda, ampliar la primera imagen típica que se tiene de Brasil.



Julieth Rodríguez / Arquitecta y viajera

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